6 de julio de 2012

Hijos del desierto


Sons of the Desert (Compañeros de juerga, 1933), William A. Seiter


Seguramente ya se lo hemos contado más de una vez, pero nunca está de más repetirlo. Antes de que Mack Sennett lo consagrara como género cinematográfico, el “slapstick” era un instrumento formado por dos tablas planas unidas por la empuñadura que se utilizaban en el teatro burlesco para propinar sonoros golpes al rival. Un artilugio evolucionado a partir del utilizado por Arlequín en la commedia dell’arte y por los títeres de cachiporra. Eficacia cómica con pedigrí.


Charley Chase recurre al slapstick —al palo y al género— para dibujar de un solo trazo al personaje que encarna en Sons of the Desert, el más gamberro de una de estas hermandades norteamericanas dedicadas a estrechar lazos entre hombres de negocios… y a correrse una juerguecita de fin de semana en ausencia de las señoras.


Sobre este punto tienen diferente punto de vista Stan y Olie. El primero vive aterrorizado por su esposa (Dorothy Christy), el segundo presume de embaucar a la suya (Mae Busch) con cualquier añagaza. Resultado: ninguno de los dos puede acudir al encuentro de Chicago. Y eso que ambos han dado su palabra de hijos del desierto. Ya está: Stanley se hará pasar por enfermo y Oliver se ofrecerá a acompañarlo en el crucero curativo.

 

Sabemos ya, porque hemos visto Los cuatro Robinsones que estos trucos tomados del Decamerón bocacciesco nunca salen bien y que los burladores saldrán burlados.


Pero, entre tanto, los chicos han intentado seguir el ritmo de bromas gruesas del hijo del desierto de Nueva York (Charley Chase), de sus carcajadas estridentes y sus chanzas siempre a costa de los demás. 


Charley, histérico e histriónico, corre de aquí para allá como movido por resortes, golpea, se mofa… da un recital de slapstick. En suma, un vendaval que contrasta con la comicidad a fuego lento de Laurel y Hardy, que, por otro lado, nunca lo fue más que aquí.


Porque William A. Seiter, dirige atento al detalle, más preocupado por la situación que por el gag, lo que convierte a Sons of the Desert en una de las películas más apreciadas por los seguidores de la pareja.

Sons of the Desert (Compañeros de juerga, 1933)
Producción: Hal Roach Studios (EEUU)
Director: William A. Seiter.
Guión: Byron Morgan, de un argumento de Frank Craven.
Intérpretes: Stan Laurel (Stanley), Oliver Hardy (Oliver), Mae Busch (Mrs. Hardy), Dorothy Christy (Mrs. Laurel), Charley Chase (el hijo del desierto de Nueva York), Lucien Littlefield (el veterinario).
68 min. Blanco y negro.

3 comentarios:

angeluco10 dijo...

A veces echo de menos un poco de crítica o tal vez de opinión personal.
¿Interpretan bien sus papeles,Charlie Chase y Stan y Oli?.
La rápidez de uno en los gags contrasta con la lentitud de los otros.¿Éso es bueno o malo?.¿Resalta más la actuación o es un lastre?.
A lo mejor algunas bromas necesitan otro tempo o están perfectas como están,no me ha parecido muy claro este punto.
No es ninguna crítica me gusta mucho tu blog que sigo casi desde sus inicios ésto sólo es un comentario como tantos otros que he hecho a lo largo de tanto tiempo.

Sr. Feliú dijo...

Hace usted bien en preguntar, don angeluco. Aquí somos dos a contestarle: el profesor Javier, propietario de la carpa e ideólogo, y el mozo de pista que esto suscribe, Sr. Feliú.

A estas alturas de la función (1933), Laurel y Hardy son una máquina perfectamente engrasada. Su humor, ya lo hemos contado en alguna ocasión, consiste en un "slow burning" que ellos llevaron a la cúspide. La histeria que imprime Charley Chase a la larga escena en la que interviene funciona como contrapunto al modo de entender la comedia de la pareja.

Breve preámbulo que nos da pie a la siguiente reflexión: en ocasiones, damos fe de lo que hemos visto y no pretendemos arrastrar a nadie a la sesión de la tarde.

Circo Méliés pretende ser una base de datos del cine relacionado con el circo y las variedades. El campo es extenso y, si bien algunas veces, programamos ciclos en los que pretendemos una aproximación más completa a alguna personalidad de nuestra predilección -Georges Méliès, W.C. Fields, Pierre Etaix, Jacques Tati, Tod Browning...- otras nos limitamos a comentar las películas que nos salen al paso. No todas nos resultan igual de gratas, lógicamente. E, incluso, lo que entusiasma al mozo de pista no tiene porque parecerle ni medio bien al jefe.

¿Bueno o malo? Ya ve que aquí no hacemos distingos por razón de edad, sexo, raza o religión. Frente a la opinión generalizada, no creemos que haya películas buenas ni malas. Hay afinidades electivas, oportunidades perdidas y encuentros afortunados... Todo espectador puede disfrutar de una película si la ocasión es propicia. Nosotros no pretendemos más que propiciar esos encuentros.

Ya sabe que aquí tiene usted siempre una silla reservada a pie de pista.

siempre suyos, profesor Javier y Sr. Feliú

angeluco10 dijo...

Muchas gracias por contestar.
No todas las películas que se comentan me llaman la atención y me apetece verlas pero otras si que me provocan curiosidad.Tengo intención de ver esta película al igual que he visto algunas otras que he conocido a través del blog.
Muchas gracias a los dos.