6 de mayo de 2013

Cómicos con ambiciones


Permettete, signora, che ami vostra figlia (¿Permite señora... que ame a su hija?, 1974), Gian Luigi Polidoro

El guionista logroñés Rafael Azcona llegó a Italia de la mano de Marco Ferreri a principios de los años sesenta. Allí, acompañó al milanés en su viaje al fondo de la noche del hombre contemporáneo, pero también colaboró con otros cineastas. Uno de ellos es Gian Luigi Polidoro. Para él escribió La moglie americana (La esposa americana, 1965), en un trabajo itinerante por Estados Unidos en el que no sabían que se iban a encontrar al día siguiente, Fischia il sesso (1974) y la tragedia grotesca Permettete, signora, che ami vostra figlia.


La modestísima compañía de cómicos ambulantes de Gino Pistone (Ugo Tognazzi) recorre la Italia profunda representando rancios melodramas de duques y huerfanitas de los que el propio Pistone es autor. Los sublimes sentimientos que cobran forma en el escenario se contradicen palmariamente con la realidad de las traiciones amorosas de la primera actriz, Sandra Pensoti (Bernadette Lafont), que traen al capocomico por la calle de la amargura.


La situación alcanza un punto crítico –escena de tentativa de suicidio incluida- cuando ella se larga a Milán con un caballero que la hará triunfar en la televisión. Los espectáculos que hacen no interesan ya a nadie. Gino contraargumenta que cómo no va a interesar a nadie el amor, el romanticismo, la vida, en fin. ¡Que si quieres arroz! Solo, desolado, pero nunca falto de recursos, Gino avanzará en tres frentes: formará nueva compañía con Peppino Lo Taglio (Felice Andreasi); paleará a su mujer (Rossana Di Lorenzo), a la que abandonó hace años; y escribirá una obra de honda significación social, un drama contemporáneo que apele a las inquietudes del hombre de hoy: “Claretta e Ben”.


Claretta es Clara Petacci y Ben, Benito Mussolini… Lógicamente, en las pequeñas ciudades por las que giran, la historia de amor provoca la simpatía de los nostálgicos la desaprobación de socialistas y comunistas, un rechazo que refrendan a base de tomatazos y lanzamiento de otras variedades de frutas y hortalizas. Pero, ¡ay!, el revuelo ha provocado el regreso de la primera actriz. Gino se deshace de Ornella (Lia Tanzi), joven ingenua a la que ha embaucado –y seducido de paso- con la promesa de un brillante futuro como diva dramática.


Gino y Sandra llevan adelante este colosal empeño dramático. Colosal porque la compañía sigue viajando en una furgoneta con los decorados en la baca, porque el hambre y el problema de alojamiento acucian y porque el limitado reparto se ve obligado a doblar y doblar papeles para suplir la escasez de recursos. Es así como el galán Franco De Rosa (Franco Fabrizi) deberá interpretar cinco papeles: Hitler, Ciano, Galeazzo, el embajador del Japón… “Las botas son siempre las mismas; te cambias la chaqueta, te quitas el bigote, te pones el parche… La clave está en las botas. Todo está científicamente calculado”.


Gino pone al servicio de su personaje todos sus recursos de viejo cómico. Diálogos, actitudes, entonaciones… siguen el patrón de sus polvorientos melodramas, pero consciente de que esta es la obra de su vida, no duda en comprarle el caballo al lechero para aparecer con él en el escenario o en raparse, para ahorrarse la grotesca calota con la que interpreta al personaje. Durante un trayecto entre bolos, baja de la furgoneta, se quita el jersey y, con el torso desnudo, se pone a empacar balas de paja, reproduciendo una de los más célebres gestos populistas del Duce.


La comunión entre intérprete y personaje es total. La contaminación entre el escenario y la vida, indiscernible. La tragedia de la confrontación entre el deseo ilusorio y la realidad grotesca es inevitable.

Permettete, signora, che ami vostra figlia -absurda frase histórica con la que el Duce pide a la madre de Claretta que su hija se convierta en su amante, a mayor gloria de Italia-, no es, en absoluto, una película redonda. Tampoco es el mejor retrato de la vida de los cómicos ambulantes, pero es una de las más lúcidas muestras del arte de Azcona para la tragedia grotesca.


Permettete, signora, che ami vostra figlia (¿Permite señora... que ame a su hija?, 1974)
Producción: Aquarius Films (IT) / Clodio Cinematografica (IT) / C.C. Champion (FR)
Director: Gian Luigi Polidoro.
Guión: Rafael Azcona, Leonardo Benvenuti, Piero De Bernardi y Gian Luigi Polidoro.
Intérepretes: Ugo Tognazzi (Gino Pistone), Bernadette Lafont (Sandra Pensotti), Felice Andreasi (Peppino Lo Taglio), Franco Fabrizi (Franco De Rosa), Lia Tanzi (Ornella Fiocchi), Ernesto Colli (Remengo), Maria Tedeschi (la madre de Peppino), Rossana Di Lorenzo (Adriana), Luigi Leoni (Carlo Maria), Germano Longo (Burino), Ettore Mattia (Falabrino), Gigi Ballista, Gianfranco Barra.
102 min. Color.

No hay comentarios: