Salut l'artiste / L'idolo della città (¡Qué vida la del artista!, 1973), Yves Robert
Nicolas (Marcello Mastroianni) y Clément (Jean
Rochefort) actúan en el cabaret Le Sexy como el dúo de transformistas “The
Mysterious Boys”. Es su último compromiso del día, después de haber hecho uno
como figurante sin frase una escenita de relleno en una película y el otro un
spot de cigarrillos, de doblar una película de dibujos animados y de
interpretar a dos policías acribillados en una obrita policiaca de ambiente
alcaponesco.
El estajanovismo ha minado el entusiasmo de
Clément, que decide dejar la profesión y dedicarse al lucrativo negocio de la
promoción de pasta en grandes superficies. Pero Nicolas Montei, a pesar de su
complicadísima vida sentimental y familiar, aún mantiene viva la llama de la
ilusión por el oficio. Esta doble línea argumental proporciona a Salut l'artiste un tono agridulce, de
comedia dramática, ungida de una melancolía que Mastroianni modula sin
esfuerzo.
Nicolas Montei sigue adelante a pesar de que
su hijo adolescente (Dominique De Keuchel) roba en una tienda de cámaras fotográficas
y se fuga de casa, de que su primera mujer (Carla Gravina) mantenga un idilio
con un extraño y de que su actual compañera (Françoise Fabian) esté harta de
sus mentiras y sus inseguridades. En un momento –escena obligatoria en estas cintas
protagonizadas por gentes del oficio- le acusará de fingir siempre, de no saber
qué es verdad, ni qué, mentira.
Yves Robert coloca una y otra vez a
Mastroianni ante el espejo, buscando respuestas en el rostro cansado que le
mira desde el azogue. También, como el director de una tragedia de Racine que
Nicolas nunca llegará a estrenar, le obliga a ponerse y quitarse el bigote
postizo, a teñirse el pelo, a caracterizarse… Y, claro, la apoteosis de la
metamorfosis es el número de transformismo en el que, alternativamente, los dos
amigos se convierten en agentes de la policía montada del Canadá, cardenales o
pierrots.
Para ejecutar estas operaciones se valen de
una mesa de magia. Vestidos de rigurosa etiqueta –chaqué, bastón, chistera,
pajarita blanca…- desvelan accidentalmente la trampa y el cartón del truco del
conejo en la chistera. Es cuando intentan reparar el mecanismo que la mesita,
con su tapete de terciopelo escarlata, les sirve de escondite para las
trasformaciones, ejecutadas mediante el primitivo sistema mélièsiano del “truco
por sustitución”.
Los desganados aplausos del público serán su
única recompensa, porque el empresario (Max Vialle) tiene que pagar impuestos, derechos
de autor, músicos y, sobre todo a las stripteuses,
que son el plato fuerte de Le Sexy.
En breve volveremos con Mastroianni. Es una
amenaza. Mientras tanto pueden ver la película aquí: https://filmix.ac/play/98448
Salut l'artiste / L'idolo della città (¡Qué vida la del artista!, 1973),
Producción:
Les Productions de la Guéville / Gaumont International (FR) / Euro
International Film (IT)
Director:
Yves Robert.
Guión:
Yves Robert, Jean-Loup Dabadie.
Intérpretes:
Marcello Mastroianni (Nicolas Montei), Jean Rochefort (Clément Chamfort),
Françoise Fabian (Peggy), Carla Gravina (Elisabeth Montei), Evelyne Buyle (Arlette),
Bernadette Robert (Rose, la mujer de Clément), Max Vialle (el dueño del
cabaret), Dominique De Keuchel (el hijo de Montei), Henri-Jacques Huet, Lise,
Sylvie Joly, Hélène Vallier, Betty Beckers, Lucienne Legrand, Simone Paris,
Elizabeth Teissier.
96 min.
Color (Eastmancolor)
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