8 de febrero de 2009

El faquir Ravi Ramátraka


El sol sale todos los días (1958), Antonio del Amo 

Película con niño 
Pasito a paso, como quien no quiere la cosa, vamos completando la filmografía del inefable Daja-Tarto. Hoy le toca el turno a El sol sale todos los días, película con niño.

El infante es Miguel Ángel Rodríguez que también participó en El tigre de Chamberí (1958). Dirige la película Antonio del Amo, especialista en este subgénero que arrasó en las pantallas españolas durante el fin de la década. Del Amo, crítico cinematográfico y comunista, fue encarcelado y depurado al finalizar la Guerra Civil, hizo algunos intentos de adaptar el “neorrealismo” a España y terminó quedando para la historia del cine, como el descubridor de Joselito, “el pequeño ruiseñor”.

El sol sale todos los días intenta conciliar ambas tendencias, como hiciera Ladislao Vajda en Mi tío Jacinto (1956), pero la película no funciona con la misma precisión que la del húngaro, ni Enrique Diosdado se encuentra en el estado de gracia de Antonio Vico. A pesar de ello es una buena oportunidad para contemplar a este cómico, padre de la actriz y autora Ana Diosdado. Enrique Álvarez Diosdado es uno de aquellos actores vinculados a Margarita Xirgu, que estrenaron las obras de Lorca antes de la Guerra Civil y durante ésta o inmediatamente después partieron hacia América Latina. Los años de esplendor de Enrique Diosdado como intérprete transcurrieron, por esta razón, en los escenarios de Argentina, donde debutó en el cine con una versión de las lorquianas Bodas de sangre (1938). Hasta 1950 no regresa a España. Durante seis años forma parte de la compañía del Teatro Nacional María Guerrero, pero su filmografía se reduce a una quincena de títulos. 

El circo Pelotti 
Diógenes (Enrique Diosdado) es el propietario de un melonar en las afueras del pueblo. Vive en un chamizo, cultiva sus deliciosos melones al son de una armónica y vive del trueque, sin pensar en el futuro. Teresa (Mercedes Monterrey), la hija del tendero es la única que se preocupa por él.

Pero un día su vida se ve alterada por dos circunstancias coincidentes. Adopta de modo natural a un pequeño huérfano que ha entrado a robar en su melonar, apodado Gorrión (Miguel Ángel Rodríguez), y en sus tierras acampa una modestísima trouppe circense. Comanda la compañía Pelotti (Barta Barry): húngaro, polaco, italiano o español, a gusto del público. Todos los componentes del circo Pelotti viajan en un único carromato. Van de pueblo en pueblo, trabajando a cambio de unas monedas. -Nosotros vivimos como en bicicleta –explica Pelotti en su jerga incomprensible-. Si no marcha, cae. Por la tarde realizan un pasacalle y montan sus bártulos en la plaza. Por la noche el pueblo se congrega para ver los volatines de Otto, la actuación de los payasos, el número en el alambre de Lina (Marisa de Leza), y la espectacular demostración de faquirismo de Ravi Ramátraka (Daja-Tarto). Daja-Tarto luce la misma barba que en Un traje blanco (1956). Lo primero que hace Pelotti es ofrecerle un vaso de morapio de buen tamaño, que el faquir vacía sin inmutarse. -¡Eso también lo hago yo! –suelta un gracioso amparado en el anonimato.

Entonces Daja-Tarto procede a comerse el vaso. Lo hace a mordiscos, en trozos grandes; no diremos que con glotonería, pero sí con cierta ansiedad. A continuación, Pelotti presenta la demostración de la “portentosa insensibilidad” del artista y éste procede a enjaretarse un puñalito en una fosa nasal, camino del trigémino. Termina la operación a golpes de martillo, como ya tuvimos oportunidad de comentar al hablar de La muerte viaja demasiado.

El resto es un argumento con todos los tópicos, de los que la película pretende redimirse con un final adelantado a su tiempo. Diógenes y el Gorrión parten con los titiriteros, el niño enferma y el eterno enamorado de la libertad debe elegir entre “la alegría que pasa” –en expresión acuñada por Santiago Rusiñol-, representada por Lina, y la vida ordenada, encarnada en Teresa, la hija del tendero. Hay entretanto ocasión de contemplar a Enrique Diosdado realizando un número de carablanca que culmina con su perrillo Cleto cantando la Traviatta al son de la armónica.


Daja-Tarto en trance 
Emilio Carrère entrevistó a Daja-Tarto en cierta ocasión. La cita tenía lugar en una cafetería del centro de Madrid, donde el faquir conquense pidió un inocente vaso de leche calentita. Pero al cogerlo, se quema la mano y suelta un palabro que no tiene traducción al sánscrito. -Pero, ¿cómo? –se extraña el autor de “La torre de los siete jorobados”-. ¿Se ha hecho usted daño? -A ver. -¿Y sus poderes? Yo le he visto soportar las mayores barbaridades en la pista del circo. -Es que allí estoy en trance. Y aquí no.
Sr. Feliú




El sol sale todos los días
(1958) 
Producción: Argos P.C. (ES) 
Director: Antonio del Amo. 
Guión: Juan Antonio Cabezas, Juan Vega Vico, Jaime Herranz, Antonio Vich y Antonio del Amo.
Intérpretes: Enrique Diosdado (Diógenes), Marisa de Leza (Lina), Mercedes Monterrey (Teresa), Barta Barry (Pelotti), Daja-Tarto (Ravi Ramátraka, el faquir), Miguel Ángel Rodríguez (Gorrión), Luis Pérez de León (don Román, el tendero), Gandul (el perro Cleto). 
90 min. Blanco y negro.

7 comentarios:

El Abuelito dijo...

Mmmm... española, con Daja Tarto y cieco ambulante... lástima de niño, pero por lo menos este no canta... habrá que echarle un vistazo, viendo como disfruto con muchas de sus recomendaciones. Siquiera sea por las pinceladas de vida cotidiana que asoman a cada dos por tres adoro este tipo de cine. "Altas variedades2 (que no está mal) la estimo más por ese mismo motivo.

Sr. Feliú dijo...

Venerable Abuelito:
Supongo que habrá leído lo que escribimos sobre "Altas variedades" en diciembre del año pasado.
En cuanto a las películas de Macario, Daja-Tarto y su admirado "von", nos disponemos a satisfacer sus deseos que ya sabe que para sus nietos son imperativos inexcusables. Podrá hacer gala de su poliglotismo porque todas están "a pelo".
Gracias por su visita y por sus comentarios.
PD (extemporánea).- ¿Conoce usted la versión reducida -y única conservada- del serial de Albert Marro "La secta de los misteriosos"?

El Abuelito dijo...

¡¡¿¿La secta de los misteriosos??!!
¡No, confieso culpable mi ignorancia, inexcusable con semejante título!¡Ya estoy salivando como perro de Pavlov! ... empiezo a pensar que más que una carpa de circo el lugar que les aloja a ustedes es la Biblioteca de Alejandría...

Altas variedades la bajé al leer su crítica. Comparto con usted el gusto- que no la erudición- por esas comedias de los cincuenta-sesenta españolas, italianas y europeas en general, costumbristas, corales y cargadas de más o menos mala gaita. Gracias a su Circo voy haciendo camino hacia el doctorado...

El Abuelito dijo...

Acabo de ver la película de Del Amo que Vd. tuvo a bien enviarme. Me ha gustado, qué quiere que le diga; uno no puede evitar simpatizar -aparte de con unos modos fílmicos siempre correctos, ausentes en muchos títulos patrios hoy día- con esos ecos de un anarquismo utópico y descafeinado al que finalmente y por una vez se deja triunfar (no como en Viva lo imposible, por ejemplo), eso sí, sin acidez ni acritud ninguna, un poco al modo sentimentalón del señor Capra...Y sale el circo ambulante y Daja Tarto, a quien conocí aquí en la carpa del Meliés y que me fascinó desde un principio... y un perro que canta ópera.

amigo Jimenez dijo...

Estimados señores:

Les estaría eternamente agradecidos si me dijeran cómo conseguir la película "El sol sale todos los días" de Antonio del Amo, protagonizada por Enrique Diosdado. Mi padre guarda un recuerdo muy especial sobre ella y estoy seguro de que le haría mucha ilusión volver a verla después de tantos años.

Cordialmente. Amigo Jimenez

Javi dijo...

Si es Ud tan amable de facilitarnos un email o alguna manera de ponernos en contacto, estaría encantado de facilitarle la información que requiere.
Atentamente

Javier Jiménez

amigo Jimenez dijo...

Estimado Sr. Javier Jiménez,

Me ha alegrado mucho su pronta contestación a mi correo. Le doy una dirección de contacto:

mtoscano@ieee.org

Muchas gracias por todo y estamos en contacto.
Amigo Jimenez.