Deux hommes dans Manhattan (Dos hombres en Manhattan, 1959), Jean-Pierre Melville
Jessie Reed (Michèle Bailly) trabaja en un local de strip-tease de Nueva York, llamado Ridgewood Tavern. Sus compañeras no la aguantan. A lo mejor porque Jessie es morena, de piel oscura, y el resto de las chicas son rubias a rabiar.
Ridgewood Tavern y Pike Slip Inn
Hay una fotografía comprometedora de Jessie con Fèvre-Berthier, un delegado francés en las Naciones Unidas que no ha acudido a una sesión plenaria. Su familia tampoco sabe nada de él. Moreau, un reportero de la agencia France Presse (el guionista y director Jean-Pierre Melville), y un fotógrafo alcoholizado apellidado Delmas (Pierre Grasset), lo buscan para realizar un reportaje sensacionalista. Que el alto funcionario –antiguo héroe de la Resistencia- alterne las sesiones de la ONU y la vida familiar con visitas a prostíbulos de lujo y clubs de strip-tease alientas sus esperanzas.
En la Ridgewood Tavern Moreau y Delmas son obligados a pasar por el guardarropa. Al identificarse, en el camerino común donde las chicas se cambian y maquillan, reciben puyas burlonas: ¡Olalá, la Fgans! ¡Lamuug!
Finalizada su actuación, Jessie se desnuda tras un biombo. Delmas aprovecha para hacerle varias fotografías en cueros. A la chica no parece importarle demasiado. Le aburren, eso sí, las preguntas de Moreau. Cuando éste la amenaza con publicar la fotografía en la que aparece junto al prohombre tampoco se siente intimidada. No es “su papi” y no sabe dónde pueda estar.
Vuelta a la fría noche navideña neoyorquina, al deambular en coche, al jazz de fondo firmado por Christian Chevallier y el pianista argelino Martial Solal. El episodio de la Ridgewood Tavern no ha sido más que un paso en falso en la investigación de estos dos tipos sin escrúpulos. Como lo ha sido la visita a los estudios de Capitol Records donde la cantante Virginia Graham (Glenda Leigh) graba un tema acompañada por el pianista Art Simmons.
No es la única escena en la que la música gana protagonismo. En el Pike Slip Inn, el bar donde los hombres se enfrentan por última vez al amanecer actúa el trío de Martial Solal con Bernard Hulin a la trompeta. Ambos han formado parte del Hot Club Quintet que acompañaba al guitarrista gitano Django Reinhardt. Hulin toca la trompeta ante el derrotado Delmas en una escena que Melville filma a base de convicción íntima, probablemente consciente de que bordea el ridículo. Hulin falleció poco después en Los Ángeles, antes de haber cumplido los cuarenta.
El argelino Martial Solal es también el responsable de la partitura de À bout de soufflé (Al final de la escapada, 1959), el debut en el largometraje de Jean-Luc Godard con la colaboración en el guión de François Truffaut. Jean-Pierre Melville ofrece su padrinazgo a los miembros de la “Nouvelle Vague” apareciendo en esta película en el papel del escritor Parvulesco.
Edición Especial
Deux hommes dans Manhattan es una película maldita. El propio Melville abjuraba de esta aventura cuyos exteriores rodó en Nueva York, en tanto que los interiores se filmaron en estudios franceses. No es uno de sus títulos mayores, como Bob le flambeur (1955), su inmediata predecesora, ni como la batería de personalísimos policiales que dirigió en los años 60/70. Pero cuenta con el atractivo de retratar el ambiente de novela pulp y la curiosidad de ver al propio Melville asumiendo el papel conductor en la pantalla.
Hay a lo largo de todo el metraje una disociación entre las escenas rodadas al aire de la noche neoyorquina y los interiores despojados. Más que un policiaco al uso se trata de la relación entre un periodista cínico al que aún le queda un ribete de dignidad y el fotógrafo alcohólico dispuesto a destruir cuanta vida y reputación se ponga a tiro de su cámara con tal de ganar unos dólares. Las escenas del interrogatorio de la actriz suicida y la puesta en escena de la muerte del diplomático son casi insoportables en su brutalidad.
La película ha sido editada en DVD en España por Versus Entertainment. Se trata de una “edición especial” muy recomendable pues incluye un documental sobre Melville de la serie “Cineastas de nuestro tiempo” y la pueden ver más abajo en formato youtube. La aproximación al universo melvilliano cuenta con la complicidad del “autor” que se deja retratar en estas “9 poses”. Entramos así en el estudio de su propiedad, donde rodó sus últimas películas, y en su casa de campo, donde ha ideado un sistema que impide que pase un solo rayo de luz para poder escribir siempre como si fuera de noche.
El repaso de su filmografía y de algunas figuras de estilo, acaso sea menos elocuente que la propia personalidad del entrevistado: defensa de la independencia a ultranza, ética propia, fascinación por el cine clásico americano, imbricación en el star system francés y la conciencia de que parte de elementos de la realidad para crear un mundo absolutamente abstracto definido por el destino trágico de sus personajes.
Deux hommes dans Manhattan (Dos hombres en Manhattan, 1959)
Producción : Belfort Films (FR)
Guión y Dirección: Jean-Pierre Melville.
Intérpretes: Jean-Pierre Melville (Moreau), Pierre Grasset (Pierre Delmas), Ginger Hall (Judith Nelson), Colette Fleury (Françoise Bonnot), Monique Hennessy (Gloria), Glenda Leigh (Virginia Graham), Michèle Bailly (Bessie Reed), Jean Darcante (Rouvier), Christiane Eudes (Anne Fèvre-Berthier), Paula Dehelly (madame Fèvre-Berthier), Nancy Delorme, Carole Sands, Gloria Kayser.
84 min. Blanco y negro.
2 comentarios:
Esta serie de señoritas aficionadas a desnudar sus carnes me gusta mucho... y más si trae noticias de don Melville, de quien aprecio mucho alguno de sus policiales (otros no tanto). Bob le flambeur lo tengo pero no lo he visto, su comentario provocará la próxima emisión en este desván...
(Por cierto, vi hace poco "No dispares contra mí", de Nunes... ¿sabía que el guión es de un escritor de novelas de a duro, Curtis Garland, conocido en el siglo como Jaun Gallardo? Lo cuanta él mismo en un reciente librito de memorias... muy curiosa y pieza apreciable, desde luego, con vocación de film noir...)
Espléndida "Bob le flambeur". Sólo por el amanecer en Pigalle de la obertura ya merecería la pena.
Sabía uno, sí, la participación de don Curtis en la génesis del curioso policial "No dispares contra mi". Y ha leído sus memorias: "Yo, Curtis Garland", publicadas por la Editorial Morsa. La peripecia vital de Juan Gallardo, autor de unas dos mil novelas, actor profesional y periodista cinematográfico en aquella España que usted vivió en primera persona y tantas veces nos ha contado a sus nietos, resulta al tiempo emotiva, sugestiva y edificante. Como las vidas de santos...
Sus nietos se felicitan de reencontrarlo a usted bien de salud
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