24 de febrero de 2012

La obsesión de Alonzo


Garras humanas (The Unknown, 1927), de Tod Browning 

Esta fue una de las primeras películas proyectadas en nuestra carpa, allá por noviembre de 2007. Como de entonces acá ha corrido mucha agua bajo los puentes, hemos decidido conservar de aquella opinión sólo el resumen argumental de entonces e imbricar la película en el ciclo Browning/Chaney que venimos realizando.


Entonces
Decíamos entonces que la acción transcurre en un imaginario Madrid y suponemos que sus protagonistas son miembros de alguna troupe ambulante de algún circo español aunque la localización no esté excesivamente conseguida a no ser por la aparición de los miembros del orden con un tricornio o los nombres de los personajes. 


Alonzo (así con zeta, Lon Chaney) no tiene brazos y se dedica a lanzar cuchillos con los pies sobre la silueta de la bella Nanon “Estrellita” (Joan Crawford). Tras una disputa con el dueño del circo (Nick de Ruiz), Alonzo, que en realidad tiene brazos, pero los esconde para que no le reconozcan ya que tienen un defecto en uno de los pulgares, asesina a su jefe. 

 

Estrellita, que casualmente odia los brazos de los hombres que siempre intentan manosearla, permite a Alonzo hacerse ilusiones con su amor, lo que mueve a éste a amputarse los brazos para que “Estrellita” nunca le descubra y poder consumar su amor hacia ella. Mientras Alonzo es operado y se recupera de esta traumática amputación, Nanon ha superado su odio hacia los hombres y se ha enamorado de Malabar (Norman Kerry), el forzudo de la troupe, con el que ha decidido casarse.

Ahora 
Puntualizamos ahora porque la mera descripción argumental no explica toda la belleza de esta película esencial del dúo fantástico. Esencial porque en ella nada sobra. Otras veces hemos visto a Browning empantanado en los segundos actos, acumulando incidentes que poco aportaban al meollo del asunto o dejando que la película languideciera en el médano de su desarrollo. En The Unknown, muy breve por otra parte, todo está en su sitio y todo conduce al trágico final.


Decíamos ayer que el Circo Zanzi había plantado su carpa en un Madrid imaginario. Puntualizamos ahora que es un Madrid abstracto, despojado, en el que el tricornio y el sombrero cordobés tienen carácter de figura retórica. Apenas tres o cuatro interiores y otros tantos exteriores sirven de telón de fondo a los rostros y a los miembros del drama.

Ya dijimos en otra ocasión que la herida lacerante que sirve de detonante al tercer acto de las películas del ciclo Browning/Chaney se refleja siempre en una escena anormalmente larga en el que Chaney modula sus rasgos como un instrumento del que fuera capaz de arrancar los más raros arpegios. La tristeza, la autocompasión, la frustración, la cólera y la venganza se suceden en un “más difícil todavía” mímico.


En The Unknown este momento tiene lugar durante una de las escenas más cruelmente masoquistas de la historia del cine. Alonzo acaba de amputarse ambos brazos. Corre a reunirse con Nanon, que está en el Teatro de la Plaza ensayando un nuevo número junto a Malabar. Nanon le abraza. Una lágrima de felicidad rueda por la mejilla del lanzador de cuchillos. Ella le dice entonces que lo encuentra “más delgado”, a lo que Alonzo contesta que “ha perdido algo de chicha”. Es el momento para que ella mencione el matrimonio y, para espanto de Alonzo, llame a Malabar que la abraza con toda impudicia.


Si los brazos están omnipresentes en la planificación de Browning, su falta es ocasión para una suerte de humor macabro al que recurre en más de una ocasión. No es sólo que Alonzo ejecute su número de lanzamiento de cuchillos con los pies, ni que encienda los cigarrillos y fume con ellos, ni tan siquiera que los utilice de modo simiesco para pelear con Antonio Zanzi cuando éste pretende azotarlo por rondar a su hija. Lo desasosegante es ver a Alonzo rascándose el ceño, pensativo, con el pulgar de su extremidad inferior. O -¡momento sublime!- cuando se enjuga con él una furtiva lágrima.


El clímax durante el número final, con Malabar atado a dos caballos que corren en direcciones opuestas fustigados sin tregua por Nanon, no desmerece en nada el resto de este canto inmarcesible al “amour fou”.

The Unknown
(Garras humanas, 1926)
Producción: Metro-Goldwyn-Mayer (EEUU)
Dirección: Tod Browning
Argumento: Tod Browning inspirado en la novela "K" de Mary Roberts Rinehart
Guión: Waldemar Young.
Intérpretes: Lon Chaney (Alonzo the Armless), Norman Kerry (Malabar the Mighty), Joan Crawford (Nanon Zanzi “Estrellita”), Nick De Ruiz (Antonio Zanzi), John George (Cojo), Frank Lanning (Costra), John St. Polis (cirujano).
63 min. Blanco y negro.

4 comentarios:

El Abuelito dijo...

Canto inmarcesible al amour fou, y película enferma donde las haya, paradigma de un cine obsesivo y febril hoy perdido para siempre...

Sr. Feliú dijo...

... pero que usted y nosotros seguimos disfrutando, venerable Abuelito.

Aunque parezca temeraria una afirmación tan categórica: el mejor Browning.

Anónimo dijo...

El Abuelito lo ha dicho casi todo. Sólo añadir una cosa: la onírica arquitectura de ésta y de tantas películas de la época. ¡Qué impresionante es la carpa del circo!

Yo aún sigo soñando en blanco y negro sobre escenografías que ya nacieron de un sueño.

Sr. Feliú, no sé si ya había dejado algún comentario en su excelente blog; si no es así, aprovecho para saludarle y decirle que es un placer pasear por su feria.

Sr. Feliú dijo...

Recibidos los saludos, don Enric.

Tenga en cuenta únicamente que uno es sólo el segundo de a bordo del profesor Javier, eminencia en cine circense y circo cinematográfico, que es quien dispone en esta carpa que es también la suya.

Vuelva cuando guste.