Daïnah la métisse (1931), Jean Grémillon
Transatlántico…
Palabra que evoca un decó esdrújulo. Metáfora de la lucha de clases a golpe de
sextante. Clima asfixiante y baile de máscaras al paso de la línea del Ecuador.
Una línea que Daïnah
(Laurence Clavius), la mestiza, la mulata, traspasa una y otra vez. En el
camarote, su marido (Habib Benglia), un mago llamado Smith, negro como la
noche.
En los salones, una
ronda de cortejadores blancos, babeantes ante su declaración de que lo único
que mueve el mundo es desear y sentirse deseada.
En cubierta, el
maquinista Michaux (Charles Vanel) que sale a tomar el aire después de una
jornada en el infierno y a la vista de la mujer siente palpitar un deseo que no
se para en barras.
Baile de máscaras en
el que Daïnah terminará rechazando a cualquier compañero de baile para
entregarse a la danza frenética y solitaria que provoca en ella el
jazzbandismo.
Máscaras grotescas
para los burgueses; una máscara que deja ver el auténtico rostro de Daïnah y,
al tiempo, la aprisiona.
Smith en su número
de magia, que es antes que nada una demostración de lirismo cinematográfico,
evocación de un impresionismo silente rápidamente caído en el olvido con la
llegada del sonoro.
El rostro negro del
mago bañado por la luz. Agua, peces de colores. Bola de cristal, paloma, daga.
El vuelo de la daga atravesando el salón. Explosión mélièsiana. Escamoteo del
propio mago… Magia en negro y blanco.
Daïnah la
métisse (1931)
Producción: Gaumont-Franco Film-Aubert (FR)
Director: Jean Grémillon.
Guión: Charles Spaak, de una novela de Pierre Daye.
Intérpretes: Laurence Clavius (Daïnah Smith), Habib Benglia (su
marido), Charles Vanel (Michaux), Gabrielle Fontan (Berthe), Gaston Dubosc (el
capitán), Maryanne (Alice), Lucien Guérard (el doctor)
50 min. Blanco y negro.
4 comentarios:
¡Madre mía; qué joya! Es absolutamente onírico. Quizás es fruto de mi ignorancia, pero parece mentira que este film no haya visitado al menos las filmotecas.
Sí, don Enric. Es una película con un ritmo extraño, como casi todas las realizadas en los albores del sonoro, pero tiene tal cantidad de hallazgos visuales por minuto que resulta una auténtica delicia... aunque el onirismo adquiera visos de pesadilla.
En cuanto al terror al "otro" a ver si un día de estos comentamos la primera versión de El negro que tenía el alma blanca, cuya pesadilla fue diseñada por don Segundo de Chomón. Ésta se puede ver completa y gratuitamente aquí:
http://www.europafilmtreasures.es/PY/462/ver-la-pelicula-el_negro_que_tenia_el_alma_blanca
Gracias por su visita y sus comentarios, el profesor Javier y Sr. Feliú
Extraordinarios fotogramas de un filme que desconocía por completo; coincido con don Enric: absolutamente onírico ... y fascinador, añado!
Desconocido,si,pero para éso está este mundo de internet para que personas como el sr Feliú nos den a conocer joyas ocultas.
Muchas gracias.
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