25 de febrero de 2013

Keaton en México (y no)


Dedicada al Abuelito
 
El moderno Barba Azul (1946), Jaime Salvador

Ya saben como son estas cosas: uno se entrega prisionero al acabar la Segunda Guerra Mundial en el primer país que se le presenta y lo toman por un moderno Barba Azul con seis uxoricidios a las espaldas. ¿Modo de escapar de una condena a muerte segura? Embarcarse en el cohete de un sabio atómico mexicano con sobrina de buen ver.


Keaton en el Desván
A El moderno Barba Azul le dedicó nuestro venerable Abuelito una sentida entrada. Poco podemos añadir a lo dicho por él, salvo insistir en el parentesco de la película con la obra de nuestro santo patrón. Aunque argumentalmente esté más próxima a El astronauta, con Tony Leblanc, que a Le voyage dans le lune, lo cierto es que Jaime Salvador lo tenía muy presente en, al menos, tres momentos:el congreso de sabios astrofísicos...


… la despedida de los astronautas...


… y el vestuario que los protagonistas se enfundan para pasar desapercibidos entre los selenitas…


… son otras tantas estampas mélièsianas.


Cuando se exhibió la película en París el insigne crítico André Bazin escribió que no se atrevía a desaconsejarla a la fanaticada keatoniana; “el fantasma de un genio como Buster Keaton merece no ser totalmente abandonado en esta triste aventura”. [L’Ecran Français, 5 de abril de 1949.]

Exiliados españoles en México
Keaton rodó esta vilipendiada (y razonablemente divertida) cinta en México, con producción de Alexander Salkind, cuando se le acabó el contrato con Educational Pictures y antes de empezar la serie de cortos para la Columbia, cuando se ganaba la vida escribiendo gags para el estudio que le dio la puntilla, M-G-M.

  
El director es el español exiliado Jaime Salvador —su hermano Julio se quedó en España donde rodó, por ejemplo, Apartado de correos 1001— y en el reparto hay al menos otros dos comediantes insignes que tomaron el mismo camino: Ángel Garasa y Pedro Elviro "Pitouto". Por la parte azteca el siempre mondante Fernando Soto "Mantequilla".

 

Ángel Garasa marchó a México en 1937 y obtuvo la nacionalidad mexicana, como más tarde haría Buñuel. En 1941 obtuvo el premio de interpretación de la Asociación de Periodistas Cinematográficos como actor de apoyo a Jorge Negrete en la comedia ranchera ¡Ay, Jalisco, no te rajes! (1941). Su personaje atiende por “El Malasuerte” pero a él no le pudo traer mejor fortuna. En sus siguientes proyectos actuó como protagonista o coprotagonista, convirtiéndose en partener habitual de Mario Moreno “Cantinflas” a partir de Los tres mosqueteros (1942). En cuatro décadas en el cine mexicano interpretará numerosísimos títulos, siendo también punto fijo en las producciones de Cesáreo González en las que Lola Flores o Carmen Sevilla paseaban flamenquismo por tierras charras y hacían de la confraternización transatlántica tema principal. Entonces se encasquetaba el sombrero cordobés y era, para el cinema azteca, el ideal tío de la folklórica.

En esta ocasión Garasa se presta al juego de darle la réplica a Keaton. Éste no chapuerrea en castellano más allá de tres palabras -“sombrero”, “prisionero” y “bonita”- pero a cambio se le da tiempo para que desarrolle algunas rutinas cómicas individuales: vendarse un dedo, montar a caballo, ordeñar una vaca… Es esta estructura dual, con adherencias del cine mudo la que produce la arritmia continua de que adolece la película.

Un Keaton apócrifo
El colmillo de Buda es una reliquia conservada en un templo de Ceilán, pero también juguete cómico de Pedro Muñoz Seca estrenado en diciembre de 1919 en el Teatro de la Comedia de Madrid y al que se le dieron 63 representaciones, lo que no está nada mal. Protagonizaba entonces este tour de force cómico el comediante Juan Bonafé en el papel de un hombre pusilánime que se cree intocable al entrar en posesión de un amuleto denominado “el colmillo de Buda”. A partir de ese momento el protagonista se dedica a repartir porrazos y puntapiés a cuantos se le ponen por medio y le molestan, en un recorrido que lo lleva por medio mundo. Sobre esta mínima trama urde Muñoz Seca un astracán rico en retruécanos, viajes abracadabrantes por medio mundo y bayaderas seductoras… una de ellas encarnada por Aurora Redondo, a quienes ustedes recordarán como la madame Bernarda de Ninette y un señor de Murcia.

Juan Bustillo Oro realizó una desubicada adaptación de la comedia de Muñoz Seca en 1949. Esta vez el protagonismo absoluto recaía en Ángel Garasa cuyo personaje atendía por Exquisito Churro. En las bases de datos filmográficas se atribuye el otro papel principal a Keaton. Sentimos decepcionarles, pero después de rastrear abundante documentación y consultar la biblia del cine mexicano, la monumental enciclopedia de otro exiliado español, Emilio García Riera, tenemos que afirmar que Buster Keaton nunca figuró en el reparto de El colmillo de Buda.


No obstante, dado que nos hemos entretenido en localizar alguna crítica y un argumento detallado, damos cuenta del contenido de la cinta, que a buen seguro hará las delicias del Abuelito.

En la colección de chinoiseries de míster Elder Hale (Charles Rooner) ocupa lugar preminente el colmillo de Buda, robado de un templo de Calcuta. Inevitablemente los miembros de una secta de adoradores de Buda, comandada por el príncipe Kalamor (Rafael Alcayde) están empeñados recuperar la reliquia. Benítez (Fernando Cortés), se ofrece a ayudarlos a introducirse en la mansión a cambio de una suculenta suma. Cuenta para ello con un disfraz de gorila con el que pretende sustituir al feroz primate Galaor, que míster Hale tiene como custodio de sus tesoros y de las dos bellas orientales que constituyen su particular serrallo: Adjacapatra (la rumbera Amalia Aguilar) y Egidsa (Sara Montes).



Benítez le propone a su amigo Exquisito (Ángel Garasa) que lo sustituya mientras él se enfunda el disfraz de gorila. Pero Emérita (Consuelo Guerrero de Luna), la mujer de Exquisito, ha aprovechado para pignorar el traje de simio. Total, que creyendo que se enfrenta a un hombre disfrazado, Exquisito se enfrenta al gorila auténtico, al que los miembros de la secta han dejado suelto, y lo derrota. Míster Hale lo contrata entonces como su guardaespaldas personal. Ambos se trasladan a la mansión de coleccionista y se dan la gran vida. Cuando una bailarina pretende cargárselo durante la ejecución de la “danza del puñal” exquisito sale indemne gracias a la protección del colmillo de Buda, que él cree que lo vuelve invulnerable.

Los de la secta se llevan a Exquisito a Calcuta y le dan tratamiento de rey… a cambio de que les devuelva el colmillo. Pero, mientras esté en posesión de la reliquia, Exquisito se dedica a repartir mamporros a diestro y siniestro y a disfrutar de su nuevo harén, en cuya cúspide coloca a la bella Adjacapatra. Al final, lo pierde. Emérita los salva, a Benítez y a él, de una muerte lenta y cruel a cambio de la joya y de que el príncipe Kalamor, enamorado también de Adjacapatra, los devuelva a México y les ponga una taquería.


Cuando tuvo oportunidad de verla —algo que nosotros no hemos logrado— Emilio García Riera no encontró ni una cosa buena que destacar: le molestaba el frase castizo de Garasa en una cinta ambientada en México, le cansaban los retruécanos de Muñoz Seca, le aburría la verbosidad del libreto de Bustillo Oro y le empalagaba la ambientación orientalizante. 
“La cinta contenía un solo gag visual (el del zapato usado como cenicero) e insistía en deducir implicaciones eróticas, pero muy supuestas, en el tratamiento de lo oriental”.

Como les decíamos, Keaton nada tuvo que ver con ello.


El moderno Barba Azul (1946)
Producción: Alsa Films (MX)
Director: Jaime Salvador.
Guión: Victor Trivas, Jaime Salvador.
Intérpretes: Buster Keaton (el náufrago), Ángel Garasa (el asesino), Virginia Serret (Aurora, la sobrina del profesor), Fernando Soto “Mantequilla” (el alcalde), Óscar Pulido (el alienista), Pedro Elviro “Pitouto” (el profesor), Luis G. Barreiro, Guillermo Bravo Sosa, Ramón G. Larrea, Jorge Mondragón, José Elías Moreno, Ignacio Peón, Enriqueta Reza, José Torvay.
98 min. Blanco y negro.

2 comentarios:

El Abuelito dijo...

Muchas gracias por su dedicatoria, señor Feliu... Respecto al anterior filme de Keaton reseñado: ¿es tan mediocre de veras? Cuesta creerlo con ese esqueleto danzarín que se atisba. Por otro lado el humor de Los Tres Chiflados apenas lo conozco; pude comprobar en "The three Stooges meet Hercules" que era el más simple de coscorrón y batacazo, pero he de decir que en aquella ocasión me gustó, tal vez por su misma estupidez; tal vez por ser un remedo de peplum; tal vez por las infusiones de hierbas previemente digeridas...

Sr. Feliú dijo...

¡Ay, venerable Abuelito!

Keaton hizo diez películas de dos rollos para la Columbia. De ellos, nos quedamos con un rollo de Pest from the West, la escena del tren de Pardon My Berth Marks, el baile de General Nuisance y alguna cosilla de She's Oil Mine. El "toque Jules White", que marcó esta etapa de Keaton y definió el estilo de los Tres Chiflados, funciona a todo trapo en General Nuisance, lo cual no quiere decir que fuera material idóneo para el Gran Cara de Palo. Éste es el problema fundamental de The Spook Speaks: la mera acumulación no imprime ritmo al conjunto y, a pesar de su brevedad, todo tiene un aire de cosa desganada y ya vista. Abbott y Costello contra los fantasmas resulta más divertida.

En cualquier caso, aguardamos su veredicto una vez la haya visto:
http://www.staroe-video.ru/load/nemoe_kino/kiton_baster/prividenie_zagovorilo_the_spook_speaks/5-1-0-1679

sus nietos ,que bien le quieren